Cigarrillo: surgimiento, tipos y posicionamiento comercial

Cigarrillo

El cigarrillo es un producto elaborado con hojas secas de tabaco, que se enrollan en papel y se fuman. El tabaco contiene nicotina, una sustancia adictiva que produce efectos estimulantes y relajantes en el organismo. Sin embargo, el cigarrillo también contiene otras sustancias tóxicas y cancerígenas que dañan la salud de los fumadores y de las personas expuestas al humo.

En este artículo conocerás sobre su historia y cómo se convirtió en un producto comercial muy demandado y altamente controversial, pues algunas personas lo valoran como un símbolo de distinción, elegancia y refinamiento; mientras otras lo ven como una forma nociva para la salud.

Acerca del cigarrillo o cigarro

  • Su origen se remonta a las antiguas civilizaciones americanas, que lo utilizaban con fines medicinales, terapéuticos y ceremoniales.
  • Los primeros eran hojas de tabaco enrolladas a mano, sin filtro ni papel. 
  • Los tipos de cigarrillos más comunes son los convencionales, que contienen nicotina y alquitrán; los mentolados, que tienen un sabor refrescante; los light, que tienen menos nicotina y alquitrán; y los electrónicos, que funcionan con una batería y vaporizan un líquido con o sin nicotina.

¿Quién inventó el cigarrillo?

El origen del tabaco se remonta a las antiguas civilizaciones americanas, que lo utilizaban con fines medicinales, terapéuticos y ceremoniales. Los primeros europeos que entraron en contacto con el tabaco fueron los españoles que acompañaron a Cristóbal Colón en su primer viaje a América en 1492. Rodrigo de Jerez y Luis de Torres fueron los primeros en observar a los indígenas fumar hojas de tabaco enrolladas en forma de cilindro o pipa.

El tabaco pronto despertó el interés de los españoles, que lo llevaron a Europa y lo difundieron por el resto del mundo. En el siglo XVI, el médico sevillano Nicolás Monardes publicó una obra en la que describía la planta del tabaco, sus propiedades y sus usos. También el médico y botánico Francisco Hernández de Boncalo realizó una expedición científica a Nueva España en la que estudió el tabaco y lo llamó “yetl” o “nicociana”.

Los primeros cigarrillos de papel manufacturados y empaquetados aparecieron en España en torno a 1825, gracias al papel español, aromatizado con licor y estampado con colores vivos. Se les llamó “cigarrillos” o “cigarritos”, derivado de la palabra “cigarro”, que a su vez provenía de la palabra “cigarra”, por su parecido con este insecto.

Sin embargo, el verdadero impulso al cigarrillo se produjo con la invención de la máquina de vapor estadounidense Bonsack, capaz de liar millones de cigarrillos. James Albert Bonsack patentó su máquina en 1880 y se la vendió a James Buchanan Duke, un empresario que revolucionó la industria tabaquera con su producción masiva y su publicidad innovadora. Duke creó la American Tobacco Company, que llegó a controlar el 90% del mercado estadounidense de cigarrillos.

¿Cuándo se popularizó el uso del cigarrillo?

Las primeras marcas de cigarrillos surgieron en el siglo XIX, cuando se empezó a industrializar su producción y distribución. Algunas de las más famosas fueron Camel, Marlboro, Lucky Strike o Chesterfield, que se posicionaron como productos de calidad, prestigio y confianza. Estas marcas se dirigían principalmente a un público masculino, al que ofrecían una imagen de aventura, independencia y virilidad.

La publicidad desempeñó un papel clave en el posicionamiento comercial del cigarrillo, ya que se utilizó para crear una fuerte identificación entre los consumidores y las marcas. Los anuncios mostraban escenas de la vida cotidiana, el trabajo, el deporte o el romance, donde el cigarrillo era un elemento indispensable para disfrutar, relajarse o seducir. Además, se recurría a figuras de autoridad, como médicos, científicos o celebridades, para respaldar los beneficios del cigarrillo o desmentir sus riesgos.

El auge del cigarrillo y su posicionamiento comercial

El siglo XX fue el periodo de mayor expansión y consumo del cigarrillo en el mundo. Se popularizó entre todas las clases sociales y entre ambos sexos, gracias a la mejora de su accesibilidad, variedad y precio. El cigarrillo se convirtió en un producto masivo, universal y democrático, que se consumía en cualquier momento y lugar.

Las marcas de cigarrillos tuvieron que diversificar su posicionamiento comercial para adaptarse a las preferencias y necesidades de los diferentes segmentos de mercado. Así, surgieron marcas dirigidas a un público femenino, como Virginia Slims o Eve, que ofrecían un cigarrillo más fino, ligero y elegante, y que reforzaban la idea de emancipación, independencia y modernidad de la mujer. También aparecieron marcas orientadas a un público joven, como Kool o Benson & Hedges, que apostaban por un cigarrillo más fresco, divertido y original, y que se vinculaban con la música, el arte o la moda.

La publicidad siguió siendo una herramienta fundamental para el posicionamiento comercial del cigarrillo, pero también se incorporaron otras estrategias de marketing, como el patrocinio de eventos deportivos o culturales.

¿Cuándo se conocieron sus efectos nocivos?

No fue hasta mediados del siglo XX cuando se estableció una relación causal entre el tabaquismo y el cáncer de pulmón, gracias al trabajo pionero de los médicos británicos Richard Doll y Bradford Hill, que publicaron en 1950 un estudio con más de 34.000 médicos que demostraba que los fumadores tenían una probabilidad 20 veces mayor de morir por cáncer de pulmón que los no fumadores.

Este estudio fue confirmado por otros posteriores, que también hallaron una asociación entre el tabaquismo y otras enfermedades como la bronquitis crónica, el enfisema pulmonar, la enfermedad coronaria y el cáncer de laringe, boca, esófago y vejiga.

A partir de entonces, se inició una campaña mundial para concienciar a la población sobre los peligros del cigarrillo y para regular su consumo y publicidad. En 1964, el cirujano general de Estados Unidos emitió un informe histórico que reconocía oficialmente que el tabaquismo era una causa importante de enfermedad y muerte en ese país. En 1971, se prohibió la publicidad del tabaco en la televisión y la radio estadounidenses. 

En 1988, se declaró al tabaco como una droga adictiva. En 2003, se adoptó el Convenio Marco para el Control del Tabaco de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que establece medidas para reducir la demanda y la oferta de tabaco a nivel global.

Hoy en día, se estima que el tabaquismo es responsable de más de 8 millones de muertes al año en el mundo, de las cuales más de 7 millones son atribuibles al consumo directo y más de 1 millón al humo ajeno. 

¿Cómo se clasifican los cigarrillos?

Existen diferentes tipos de cigarrillos, según los ingredientes que contienen y la forma en que se fabrican. A continuación, vamos a describir los cuatro tipos más comunes de cigarrillos y sus características principales.

  • Los convencionales son los más habituales y los que se venden en la mayoría de los establecimientos. Están compuestos por tabaco, que es una planta que contiene nicotina, una sustancia adictiva que estimula el sistema nervioso central. Además, el tabaco contiene alquitrán, que es una mezcla de sustancias químicas que se forman al quemarse y que son perjudiciales para la salud, ya que pueden provocar cáncer, enfermedades respiratorias y cardiovasculares, entre otras. Tienen un sabor amargo y un olor característico.
  • Los mentolados son una variante de los convencionales, que tienen añadido un aroma de menta o de otras hierbas. Este aroma les da un sabor refrescante y puede enmascarar el sabor del tabaco, lo que puede hacerlos más atractivos para algunas personas. Sin embargo, los cigarrillos mentolados no son menos nocivos que los convencionales, ya que también contienen nicotina y alquitrán, y pueden causar los mismos efectos negativos en la salud.
  • Los light son otra variante de los convencionales, que se supone que tienen menos nicotina y alquitrán que estos. Para lograrlo, se utilizan filtros más largos o más densos, o se perforan pequeños agujeros en el papel del cigarrillo, para diluir el humo con aire.
    Sin embargo, los cigarrillos light no son más seguros que los convencionales, ya que las personas que los fuman suelen inhalar más profundamente o fumar más cantidad para obtener la misma dosis de nicotina. Además, los cigarrillos light también contienen otras sustancias tóxicas, como el monóxido de carbono o el amoniaco.
  • Los electrónicos son dispositivos que funcionan con una batería y que vaporizan un líquido con o sin nicotina. El líquido puede tener diferentes sabores y aromas, como frutas, chocolate o café. Los cigarrillos electrónicos no producen humo, sino vapor, por lo que no contienen alquitrán ni otras sustancias químicas derivadas de la combustión.
    Sin embargo, los cigarrillos electrónicos no están exentos de riesgos, ya que pueden contener nicotina u otras sustancias aditivas o irritantes para las vías respiratorias. Además, no hay suficiente evidencia científica sobre sus efectos a largo plazo en la salud.

¿Qué es un porro?

Un porro es un tipo de cigarrillo que contiene marihuana, una sustancia psicoactiva que altera el estado de ánimo y la percepción.  Es una forma de consumo de cannabis, la planta de la que se extrae la marihuana, un compuesto que modifica el humor y la cognición. Consiste en enrollar una hoja de papel con una mezcla de tabaco y cannabis triturado, y luego fumarlo como un cigarrillo convencional.

El consumo de porros puede tener efectos tanto positivos como negativos en la salud física y mental de las personas, dependiendo de la cantidad, la frecuencia y el contexto. 

  • Efectos positivos: relajación, euforia, el alivio del dolor y la estimulación de la creatividad. 
  • Efectos negativos: ansiedad, paranoia, taquicardia, sequedad de boca y deterioro de la memoria y la atención. 

¿Los cigarrillos electrónicos hacen menos daño?

Los cigarrillos electrónicos son dispositivos que calientan un líquido que contiene nicotina y otros químicos para producir un vapor que se inhala. Algunas personas los usan como una alternativa al tabaco, creyendo que son menos dañinos para la salud. Sin embargo, la evidencia científica sobre los efectos a largo plazo de los cigarrillos electrónicos es limitada y contradictoria. 

Algunos estudios sugieren que pueden ayudar a dejar de fumar, mientras que otros indican que pueden aumentar el riesgo de adicción, enfermedades respiratorias y cardiovasculares. Además, pueden contener sustancias tóxicas y cancerígenas, como metales pesados, formaldehído y acroleína. Por lo tanto, no se puede afirmar que los cigarrillos electrónicos sean los menos dañinos, sino que presentan diferentes riesgos y beneficios que deben ser evaluados por cada usuario y por las autoridades sanitarias.

¿Qué le pasa a tu cuerpo cuando fumas un cigarro?

Fumar un cigarrillo tiene efectos inmediatos y a largo plazo sobre el cuerpo. Cuando inhalas el humo, las sustancias químicas que contiene se absorben en el torrente sanguíneo y se distribuyen por todo el organismo. Algunas de estas sustancias son la nicotina, el alquitrán, el monóxido de carbono y otros carcinógenos. Estas sustancias afectan a diferentes órganos y sistemas, como el respiratorio, el cardiovascular, el digestivo, el nervioso y el inmunológico. Algunas de las consecuencias de fumar un cigarro son:

  • Irritación y daño en las vías respiratorias, lo que aumenta el riesgo de infecciones, bronquitis, enfisema y cáncer de pulmón.
  • Aumento de la presión arterial, la frecuencia cardíaca y la coagulación sanguínea, lo que incrementa el riesgo de infarto, angina de pecho y accidente cerebrovascular.
  • Disminución del apetito y alteración del gusto y el olfato, lo que puede provocar desnutrición y pérdida de peso.
  • Estimulación del sistema nervioso central, lo que produce dependencia, ansiedad, insomnio y alteraciones del ánimo.
  • Debilitamiento del sistema inmunológico, lo que reduce la capacidad de defensa contra las enfermedades.
  • Envejecimiento prematuro de la piel, lo que causa arrugas, manchas y pérdida de elasticidad.
  • Daño en los dientes y las encías, lo que provoca caries, gingivitis y halitosis.

Esta es una práctica nociva para la salud que puede tener consecuencias graves e irreversibles. Por eso, se recomienda dejar de fumar o reducir el consumo al mínimo posible.